La Ciudad Pequeña se extiende sobre el margen izquierdo del Moldava, mirando a la Ciudad Vieja, y, si ésta era la Praga medieval, Malá Strana muestra la cara barroca de la capital checa.
El
corazón de este pintoresco barrio es la Plaza Pequeña, Malostranské, donde se
encuentra la Iglesia de San Nicolás, una de las más bellas de Praga,
inconfundible con su magnífica cúpula de más de 60 metros de altura.
Delante de su fachada puede verse la columna de la Santísima Trinidad, también
llamada columna de la peste, erigida en 1715 para agradecer el final de la
terrible epidemia que asoló Praga dos años antes.
La
encantadora plaza, en la que el trasiego es constante, está rodeada de
edificios históricos de interés que le dan un aire refinado y elegante. Se
trata de antiguos palacios, la mayoría convertidos en sedes de organismos
oficiales. Destacan el Palacio de Sternberg, el de Liechtenstein y el de
Kaiserstein.
Ruta por la Ciudad Pequeña de Praga
Una
vez visitada la plaza, lo mejor es "perderse" por las coquetas calles
adoquinadas que dan forma a la Ciudad Pequeña. Las casas, con sus bonitas
fachadas de colores y en las que aún pueden verse los escudos y blasones de las
familias nobles que las habitaron; las tradicionales cervecerías, que guardan
la nostalgia de épocas pasadas, o los típicos cafés, donde el tiempo parece
haberse detenido, hacen de Mala Strana un barrio bohemio con "algo"
especial que enamora.
En
el paseo no puede faltar un recorrido por la calle Nerudova (en homenaje al
escritor checo Jan Neruda), una de las
más bonitas, y por Karmelitská, donde se encuentra la pequeña iglesia de
Nuestra Señora de las Victorias. En su interior podrás ver una de las imágenes
más veneradas de la ciudad, el Niño Jesús de Praga, una talla del siglo XVI de
origen español.
En
el extremo oeste de Malá Strana, casi a las faldas de la colina de Peltrin se
ubica otro de los monumentos más significativos de la ciudad ( hay quien
considera que pertenece al Barrio del Castillo), el Monasterio de Strahov, con
su imponente biblioteca barroca de visita obligada.
En
el lado opuesto, justo a la entrada del barrio, antes de cruzar el Puente deCarlos, podrás ver, también, las dos torres de Malá Strana que forman el acceso
a pié a la Ciudad Pequeña. La más antigua es románica y era parte del primer
puente de piedra y, la más alta y espectacular es gótica. Si vienes de la
Ciudad Vieja, tendrás que atravesar esta "puerta" al final del
puente, igual que lo hacían los reyes, hace siglos, en su camino al castillo.
Si prefieres iniciar tu visita en la céntrica plaza Malostrnaské puedes llegar
en:
Metro:
línea A, estación Malostranská.
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