El
monte de Petrin se eleva 138
metros sobre Praga ofreciendo las mejores vistas de la
ciudad de las cien torres que cruza el Moldava. Una excelente idea para pasar
un día diferente y divertido con los más pequeños es llegar hasta su cima
subiendo en el funicular que sale del barrio de Malá Strana.
El pequeño tren de
cremallera, que empezó a funcionar en 1851 y ha ido cambiando y modernizándose
a lo largo de los años, tiene su punto de partida en la calle Ujezd y asciende
por la ladera del monte cada 10 - 15 minutos (si vais en fin de semana puede
que haya cola y tengáis que esperar). Su horario de invierno es de 09:00 a
20:45 y el de verano es de 09:00 a 23:20. El billete no tiene sobrecargo
alguno, cuesta lo mismo que cualquier metro, tranvía o autobús.
El
trayecto os resultará muy agradable, ya que, podréis ir viendo como se aleja
lentamente la ciudad, mientras el paisaje cambia y se vuelve cada vez más verde
y frondoso.
Ya
en la cima, os encontrareis con un espléndido parque por el que pasear, correr,
jugar... los niños podrán disfrutar de
lo lindo. Recorred alguno de sus bonitos senderos y acercaros a su magnífica
rosaleda, con más de 15.000 ejemplares de flores.
Podéis
subir al mirador de Petrín, la "pequeña torre Eiffel", de 60 metros de altura,
desde donde contemplar una inolvidable panorámica de Praga.
A
los niños les gustará especialmente visitar el laberinto de espejos ubicado en
uno de los pabellones que permanecieron tras la Exposición de 1891. En su
interior, los espejos cóncavos y convexos harán que vuestros reflejos
desfigurados despierten más de una carcajada. El simpático laberinto abre todos
los días, de abril a septiembre de 10:00 a 22:00; febrero y marzo hasta las
20:00 y de noviembre a enero hasta las 18:00.
La
entrada cuesta 70 coronas para adultos, 50 para niños mayores de seis años y 20
para los más pequeños.
Para
llegar a la calle Ujezd, en Malá Strana (punto de salida del funicular) podéis
coger el tranvía, líneas: 6, 9, 12, 20 y 22.
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